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sábado, 23 de junio de 2012

Fontana di Trevi, Roma

En Roma no hay sorpresa mejor que la de salir del laberinto de calles que rodean la Fontana di Trevi para darse de bruces con la fuente más famosa de la ciudad.

Descubrimiento de una virgen

La Fontana di Trevi marcaba el lugar donde acababa el Aqua Virgo, o Acqua Vergine, un acueducto construido por Agripa en el año 19 a.C. El manantial del que se nutría se cree que fue descubierto por una virgen, y de aquí su nombre. Se dice que la joven enseñó su descubrimiento a unos soldados romanos, una escena descrita, junto con la aprobación de Gripa de los planos del acueducto, en los bajorrelieves del segundo nivel de la fuente. Su gracia y viveza nacen de la postura de Océano, la figura central, y los dos gigantescos tritones con sus caballos, símbolos del mar quieto y encrespado respectivamente, que tiran de su carro. Otras estatuas representan la abundancia y las cuatro estaciones, portando presentes.


Las fuentes

En 1453 se construyó una nueva fuente por orden del Papa Nicolás V, que le costeó aplicando un impuesto sobre el vino (los romanos decían con sorne que se llevaba el vino para darles agua). El nombre viene de los tres caminos (tre vie) que convergían en la plaza. La fuente actual fue encargada por el Papa Clemente XII en 1732 y se terminó en 1762. El diseño, inspirado en el Arco de Constantino, se atribuye a Nicola Salvi, con posibles contrubuciones de Bernini, aunque el toque más audaz-combinar una fuente con una fachada palaciega- fue probablemente obra de Pietro da Cortona. Los visitantes que desean volver a Roma lanzan una moneda a la fuente.

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